Alas negras. Inmersión en nostalgia. Libres manos ronronean
la paz…la paz decaída en estos años
donde la angustia, la pena, la desgracia sobrevuela ciertos pueblos. No,
no existen fronteras…fronteras de un pensamiento oscuro, tórrido, tosco. Mujeres
en círculos mirándose unas en otras. Mujeres de alas negras con el espíritu de
los Dioses embelesando sus ojos cuando miran la luna en una playa desierta, en
una playa donde la memoria de los ahogados se borra.
Emergemos en el
duelo.
Navegamos en el desvarío.
Lloramos la en la manos raídas.
Gritamos a los astros en la suplicas.
Aquí estamos, desenvueltas de prejuicios,
Entregándonos en el rugir callado de la noche.
Nosotras, mujeres de alas negras.
Nosotras, mujeres de duelo.
Nosotras, mujeres de lágrimas.
Alas negras. La guerra no termina. Todo es deseo, sueño de
una jornada de verano donde el cielo se vuelve marrón, gris y una llovizna
tormentosa nos moja. Alas negras. Surge la agonía del océano. Nos llama, nos
lleva con su gemido monótono por las praderas de los ahogados. Sí, se escucha,
bajito, como canción de la muerte.
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