La
roca. Sí , estaba sentada en una roca frente a una gruta cuando la tarde abatía
en el letargo. Por un instante escuché
un gemido, un sollozar monótono que se me incrustó en las sienes. Me levanté de
la roca. Sí, de esa roca donde reposaba las venturas de la espera. Me dirigí
hacía la gruta y el gemido más fino, más potente estremeció cada uno de mis
huesos. Un vago temblor me embargó en esa tarde donde aguardaba el callar de
esa cumbre sola. Entré y encendí la linterna del móvil, el olor moliente de
humedad era grande…muy grande. En un rincón vi una especie de ser humano, algo
extraño, pero se movía en lo humano. No distinguía bien si era hombre o mujer,
mujer o hombre. Solo su gemido confuso me embargaba en la incertidumbre. No
hable, sus cabellos blancos…muy blancos eclipsaban su rostro. Calló de manera
tajante y en un momento se levantó ante mí en esa tarde con sus cabellos
blancos, muy blancos eclipsando su rostro. Pregunté, o creo que pregunté quién
era, qué le pasaba. Entonces. Entonces de sus brazos nacieron plumas blancas…my
blancas que la hizo, que lo hizo desaparecer en un vuelo a través de aquella
cueva. Volví a la roca, a mi roca. Un
dolor intenso en el pecho, la mudez de los gemidos, aquel hombre o mujer con
alas blancas, muy blancas. Miré el firmamento. Noche de luna redonda. Noche de
sangre blanca…muy blanca engendraba su halo. Noche donde lo gélido resbalaba
por mi tez y aquel cabello blanco…muy blanco. Por un momento sentí unas pisadas,
no sé , un aleteo. Miré hacia atrás aquel hombre o mujer de cabellos blancos ,
muy blancos estaba ahí o yo creía que
estaba. En un pequeño momento se formo una escalera de colores entre la luna y él
o ella, no sé. Lo cierto es que peldaño a peldaño ascendí por aquellas
escaleras hasta la luna redonda, agigantándose a medida me aproximaba. Y de
repente la nada del universo, mi visión de un planeta azul ahora cenizo,
desolado, apagado. Punzadas relampagueaban mi vientre, mi vientre que hacía
crecido, más esférico. No recuerdo bien de ese embarazo extraño nació algo,
algo blanco…muy blanco. Cuando mis ojos se abrieron estaba en la roca, miré mis
muslos y había sangre roca…muy roja. Entonces comprendí, si reaccioné de deriva
de este mundo y lo que sería las generaciones venideras, blancas…muy blancas.
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