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Soy libre y hoy , en este presente
que me ampara me lo asegura. No hay nada que debatir solo los sueños que nacen
de mi mente mientras miro el parque desde esta ventana de la pensión. Sí, soñar
despierta , ahora que nadie me ve, ahora que mis adentros son follaje exuberante
de tranquilidad. Caigo en mis manos, cuantas penurias y violentos almas han
pasado…pero ahora, las miro, y me siento regocijarme en la madurez, en el
absoluto recolectar de los días venideros. He cogido sin que me viera el
vigilante unas margaritas en el parque y las he puesto sobre la mesa de esta
pequeña habitación. Margaritas blancas, margaritas plenas, margaritas
irradiantes de luz…una luz que atrapa mis ojos mientras miro el parque desde
esta ventana. Y aunque invierno, todo me parece luminoso, pletórico. Y ahora
qué, sí, mi hijo ¿Cómo estará? Lo conoceré o no, lo veré o no. Pero me gustaría
saber de él, la más nimia información me reconfortaría. Y sueño , y sueño
despierta mientras la voracidad del cemente se traga el oleaje, sesga todo lo
que es bello, la naturaleza. Aunque en la ciudad también es bonita, según como
se mire, su inmensidad en hermosos y exactos edificios te puede atrapar. Por un
instante vierto mis ojos al suelo…ay, esas cartas. ¿Qué hacer con ellas? No, no
se las entregaré a nadie, ni si quiera si llego a tener alguna noticia a mi
hijo. No vale la pena, los lamentos no valen la pena. Es el hoy el que cuenta,
este día y el mañana donde nos encontramos acogidos a los senderos que
elijamos. Sueño y sueño y un resquicio del ayer me viene, doloroso, agudo. Si
yo he podido alzar mis pasos, otras, tal vez lo puedan lograr. Nadie tiene
derecho en gobernar sobre nuestros movimientos, nuestros cuerpos, nuestras
formas, nuestras maneras de ser ave de este mundo. Libres y libres sin los
golpes, sin el tropiezo de alguna fuerza humana brusca, brutal. Soñar y soñar…sí,
despierta. Me veo dándole la mano a él , a mi hijo con sus veinte años ¡Veinte
años¡ ¿Será ya un chico maduro? Espero que sí, comprenderá mi historia. Eso es
muy incierto y me preocupa, me da una cierta angustia que quiero apartar de mi
¡Apártate¡ ¡Déjame en paz¡ Cojo una de las cartas de cuando estaba en prisión y
la leo en la distancia de acantilados ciñéndose a mí. Por un momento todo me
pesa y caigo derrumbada ¡No¡ Qué el ayer no me mortifique pero , está ahí. Solo
quiero saber que está bien. Solo quiero quererlo aunque sea en la distancia.
Solo saber de él y como es. Solo saber…Me estremezco, un calor sube por mi
cuerpo hasta la cabeza. Me lo imagino. Sí, imaginar en este sueño como un
muchacho inocente ¿Cómo será su familia? No, no quiero pensar pero él es mayor
de edad y decidirá. No sé porqué se me vuelve todo confuso, complicado, oscuro.
No es tan sencillo ahora que lo pienso. Pero hay que intentarlo, moverse entre
las sombras donde quizás se encuentre algo de luz. Necesito descansar mi
cerebro, este cavilar constante me agota, este rumbo tengo que anudarlo a mis
sueños, fuerte…muy fuerte.
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