Estaba sentada…porque ella estaba sentada. Sin darse cuenta
miraba dos realidades, dos océanos paralelos,
dos transeúnte iguales, su mesa donde se tomaría el café también era
doble. Espero varios minutos, varios tiempos enfocados a esas dos realidades
iguales y distintas a la vez. En una se le antojaba darse un baño en el inmenso mar que estaba poseído por las malas mareas, en otra
solo mirarlo como se estrangulaban las olas en su impacto contra las
rocas. Y estando sentada pensó que mejor
sería hacer las dos cosas, darse un baño mientras veía estrangular las olas. Y
lo hizo, se sintió aliviada, mientras se sumergía en esas aguas que la llevaban
mar adentro en sus profundidades veía el estrangulamiento de las rocas en su
impacto contra las rocas. Una energía
fuerte se apoderó de ella y comprendió…porque era comprender que la había
visitado la muerte. Una muerte llana, tranquila, perfecta. Estaba sentada…porque
ella estaba sentada. Cuando su cuerpo desapareció del océano, cuando las olas
seguían estrangulándose en su impacto con las rocas. Una gota de calma cimbró
por sus carnes, pidió su café y se despidió.
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