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Mis piernas pasan mi nueva vida,
entre rejas, entre gente que a veces me mortificarán, que a veces me alegrarán.
Todo puede ser. No sé si he hecho bien, le he dejado una carta a la enfermera ¿por qué a ella?, me interrogo y
las dudas me asaltan. Porque ella me lo dijo, me dijo que estaba vivo. Una
corta carta para que se la a quien sea, a quien lo rescate de la suciedad, de
la miseria. Estoy satisfecha, porqué no. Aunque no veré la luz de la ciudad
durante años me recuperaré. Seré normal como dictan las reglas de la
existencia. Ausente de las drogas y tal vez esta rehabilitación me ayude a
levantar mi destino. Un trabajo, una techo erecto donde guarecerme…Me hubiera
gustado verlo, no puede ser en estas condiciones por muy inocente que él sea,
por muy pequeño. Me lo han prohibido, me lo han quitado como quien arrebata el
bien a una persona no digna. Tendré que aguantar mucho, mucho…Asaltar mi
conciencia y erigirme donde los vientos suenen bien. No, no estoy asustada. Sé
que de este lugar seré transformación, huida de todo mal. Creceré y creceré,
sola, acompañada. No sé cómo pero alargare mis virtudes, mis cualidades para
una mejor calidad de vida. Entro y las presas me miran, no quiero que sepan de
mi pasado, a nadie le interesa. Ahora soy yo, más vital, más crecida. Me quitan
las esposas, me revisan, me examinan pero no me preguntan nada. Ya saben todo
¿Le llegará la carta a lo largo de los años? Sí, cuando su madurez sea
vertical. Confío en esa enfermera de mirada ahuyentada ante mi desesperación.
La lluvia se ha ido y un sol en su plenitud enseña su lengua broncínea, su
lengua cálida en mis sentidos. Es curioso, cuando voy a mi celda, veo un
huerto, hay mujeres trabajando en la tierra. Pero yo no. Pero yo sí. Haré todo
lo posible, incluso estudiaré en la medida de lo posible para cuando vea las
luces de la libertad conducir mis pasos por una vereda reconfortante. No será
fácil, pero la crueldad, pero lo duro, pero los errores ya han pasado. Seré
veraz, seré horizonte de esperanza, seré yo. Ese yo cautivo, desconocido en mi
reconditez. Sacare lo mejor de mi sin que alguien me manipule. Me caigo. El vértigo
repentino de las alambradas me causa cansancio. Pero podré superarlo, todo es
acostumbrarse mientras edificamos un nuevo arco iris, una nueva etapa en las
curvas que tiene la vida. Ahora que no soy de nadie, tendré que respirar,
tendré que abrazar al rumor de la brisa que impregna mi rostro. Solo yo, sola
comienza la curación, las raíces nuevas que crecerán a mi sombra....CONTINUARÁ
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