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Estoy delirando, no puede ser, todo
se vuelve blanco…muy blanco. Paredes blancas, sábanas blancas, silencio blanco.
Todo es limpieza y miro a mi derredor y solo logro alcanzar una ventana donde
la luz que penetra incide en mis ojos. Intento incorporarme pero mis manos
están atadas al hierro de esta cama. Sí, estoy en una cama donde el olor no se
distingue. Parece que me recupero, pero si no mal recuerdo me hallaba en una
choza de techos de plásticos y más plásticos, pero si no mal recuerdo había parido
un niño, una niña no sé, pero si no mal recuerdo la deje en alguna puerta para
salvar su vida, pero si no mal recuerdo volví bajo a mi cueva. Ahora estoy
aquí, en un lugar donde la nitidez es evidente, alguien abre la puerta y entra
con bata blanca. María hospitalizada, la han traído en
el chillar incesante de una sirena. Alguien ha seguido sus huellas y la ha
encontrado. Ella, en medio del caos no se ha dado cuenta. María observa todo y
se siente en paz, una paz inundando su respiración que es rítmica, pausada.
María no entiende que la hayan amarrado y deja de hacer el esfuerzo por desquitarse
de esas cuerdas. María es mirada por un médico de blanco, por una enfermera de
blanco y tras ellos alguien vestido de calle. María cavila más allá de su
reconditez, aunque, perezosa de razonar , sabe a lo que han venido. ¿Qué será
de ti? Ah, pobre desgraciada. Escucha María un sentido que la hace desdichada.
¡Qué será de mi¡ Y María espera a que ellos hablen, el médico de blanco, la
enfermera de blanco, el vestido de calle. Has infringido la ley María, le dice
el médico de blanco. Sí , la has infringido dice la enfermera de blanco y tras
ellos el vestido de calle. Irás a la cárcel, no hay otra solución. No tienes
nada, tu vida te ha llevado a esto, al final entre rejas. Y no te culpo a ti
María, ¿María, es tu nombre? Veinte años María…veinte años entre rejas, no hay otra,
no tienes nada. Me pongo en su situación María y la comprendo. No, no llore. El
comisario quiere hablar con usted, quiere saber lo que sucedió. Sabemos que aún
está muy frágil María, ¿puedo llamarla así? Aunque aquí todos imaginamos la
situación, su vida por…Pero dígame por qué no pidió ayuda antes, usted tendría
que saber que estaba embarazada. Me va decir que existen fuerzas mayores a su
estado. Me va decir que lo ignoraba. Me va decir que se lo impedían. Me va
decir que creía que todo sería distinto, que todo cambiaría. No, María, el
humano cuando es engullido por la maldad lo sigue siendo. Le da igual todo,
incluso su muerte María ¿Quiere decirme algo? Sus ojos están repletos de incomprensión,
de un sin saber el por qué de su
destino. La cárcel María, ha dejado abandonado un bebe. Veinte años María. Ya
el mañana dirá, no quiero hacerle daño más de él que le han hecho. Pero María
no huiste cuando debías de huir, de ese chulo lleno de hipocresía. No me
pregunte por él. No sabemos nada, estará con otra. Usted es lo único que nos
importa ahora. La hemos encontrado en una chabola con un charco de sangre a su
alrededor. No diremos quien no los dijo. Pero fíjese usted, recién a dada luz y
andando sin orientación en esta ciudad ante la mirada de los que pasaban al
lado suyo. No, no se dio cuenta en su razón eclipsada en esos instantes. María deja de mirarlos , guía sus ojos hacia
el techo. Un recorrido maligno, desagradable, incómodo es imagen de toda su
vida hasta ahora. Cierra los ojos y se siente cansada. María, sabe de este
camino arduo que le espera, un camino que no sabe si será peor o mejor que la
otra vida que llevaba. María pierde el control y llora y llora ¿Qué va ser de
ti María?....CONTINUARÁ
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