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Son pocas mis cosas, las cartas
escritas a mi hijo durante los años entre rejas desbordan la maleta. Todo
cambia hijo mío ¿no lo sabías? No se puede ser certero en el mañana, es como el
tiempo variable, su curso puede cambiar en un instante dado sin darte cuenta,
solo , la sorpresa. No te conozco, pero supongo que estarás bien. Estoy aquí en
la ciudad de nuevo , he venido de un largo viaje que ha servido para renovarme
, para nacer de nuevo. Quisiera abrazarte, lo he soñado, lo idealizado tanto…que
no sé, ahora, en este lugar y en este momento si podré, si podrás, si se hará
realidad. No grito ese roce donde una madre y un hijo se expanden en
complicidad, tengo miedo, un temor a que no me quieras. No, no grito las ganas
de verte la complejidad del proceso dirá que sí, que no, que tal vez pueda
verte, pueda descubrirte y tu descubrirme a mí. No lo que te habrán dicho, no
sé si te dieron aquella carta de letra temblorosa y mala. No, no lo sé, lo único
que acierto es que estoy aquí, en la ciudad de nuevo como mujer nueva, envuelta
en las palabras que años tras año he edificado para estar aquí, para llegar
hasta ti. Siento en este día tan frío exteriormente y tan cálido en mis adentro
el viento. El viento golpea la ventana, arranca las hojas como almas vivas y se
muestras como caras rasgueando en su cristal. El viento con su osadía, hace una cierta música aguda, afilada,
flauta que se balancea en mis oídos en su monotonía. Las nubes se disiparán,
arrastrará la tormenta invernal a otros lugares ciertos o inciertos, pero la
llevará. No me gusta el viento hijo, se lleva las cosas. Aunque meditándolo
bien, que se lleve, que se lleve todo mal de mi pasado. Estoy sola, mi mente
recuerda vagamente algo de ese ayer , pero todo es podrido, corrosivo,
incoherente. Yo no quiero que tu lo sepas, en este cambio nadie me conocerá. O
, quizás, quieras saber en el caso que me conozca. Fue la ruta de la ceguera
hija. Fue la ruta de la sordera. Fue la ruta de la ignorancia. Fue la ruta de
la sociedad. Y me dirás porqué hijo mío y yo te diré no lo sé. Simplemente no
lo sé. El viento sigue y yo no quiero chillar, se estampida de esta existencia
que es el hoy, espíritu que flota con un aroma nuevo. Sí, hijo, he venido con
floras nuevas, flores recién podadas para besarte, para abrazarte Y¿el pasado?
¿Qué es el pasado? Es la nada, es el vacío, hogueras donde solo quedan restos
de cenizas de lo que fue, ahora disueltas en el trepar con esfuerzo de mi
vertical. Y me preguntarás, y solo te diré que antes era una mujer de labios
torcidos, de ojos embarrada en negro, de cuerpo desfigurado. Y no diré más,
para que más hijo mío. Lo que vale es el hoy, el ayer es el aliento del hoy ,
un hoy valiente, un hoy erecto, un hoy ascendiente en una apaciguada respiración. Y el viento se
calla, me asomo y un firmamento con luna llena me embelesa. Miro las cartas
esparcidas en el suelo y no sé qué será de ella. Es la madrugada y he de
dormir, a primera hora he de presentarme en el trabajo. Pero me incomoda pensar
en ti hijo mío, cuando salga iré a ese hospital ¿estará o no estará aquella
enfermera que le deje la carta? Yo me hago ilusiones y sonrío. Un soñar despierta, un nerviosismo de
curiosidad de amor, de curiosidad de comenzar de nuevo, de curiosidad de este
día que ya me cerca…CONTINUARÁ
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