Corre…corre amamantada por las playas vacías de desorden.
Yegua embriagada de sudor, de unos sueños erupcionantes de una mañana. Un
mañana despierto, un mañana exultante en plenitud, en un mañana alegre de
viveza, en un mañana acogido en las vírgenes mareas de lo vertical. Corre…corre
por agrietados pesos invisibles en el serpenteante alzamiento de los sentidos.
No, no te canses, no desesperes, no vueles en el rincón de la congoja. Corre…corre
abrazada a la luz, en la sombra de tus deseos…así con la inocencia ardiente de
la que espera en playas vacías.
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