Unos ojos , blancos…my blancos. Recoger el aliento de la
madrugada cuando los sueños se evaporan a medida que se elevan. Rostros
degradados, enganchados al jadeo de las mareas. Y nos entregamos al silencio, a
la duda, a la incertidumbre de mundos lejanos, de tierras yermas para la
verticalidad de los sentidos. Perdida en el vasto rasgueo de una guitarra o
porqué no un violín. Amanecer de cristales rotos arrugando los deseos. Mis
ojos, blancos…muy blancos donde la dejadez son cipreses jugando en círculos de
arena. Escucho el rumiar de las olas cuando son cercano alimento a mi estómago
de mariposas muertas…muy muertas. Y camino por calles oscuras, la lucidez de
mis pasos ahuyentan almas invisibles en el rigor de la pena. No, no estoy
llorando, solo, deletreando el destino de las almas ajenas a mis manos, a mi
vientre, a mi respiración.
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