viernes, diciembre 21, 2018

LOS SIETE RISCOS...20


20
Un astro rey dando alimento a la aldea después de la tormenta otoñal. Una ermita edificada en la fosa de la muerte. Y todo parece detenerse, y todo parece volver a la normalidad. Manos como raíces saliendo de esa tumba común con ojos vibrantes en existencia ¡La vida¡ El cura no puede creer lo que ante sus ojos late ¡La vida otra vez¡ Una estrella de no sabe donde se evapora en aquella aldea donde, astros que en su efímero estado atenúan el desorden, el caos y muertos renacidos de las entrañas de la tierra como si no hubiese pasado nada.  Todos volvieron a sus labores desmemoriados del suceso espantoso. En un mundo aparte el párroco, con su sotana raída estaba incrédulo. Por sus arterias corría desenfrenadamente la maldición. Las fuerzas demoniacas se habían apoderado de aquella aldea de los siete riscos, creía. . Una potencia casi imbatible, pensaba. Miraba la ermita de donde los muertos habían sido resucitados como si la nada los atemperase, como si el silencio contundente de su razón los hubiera abrazado. ¡La magia negra a caído sobre nosotros, sobre ellos¡ Pobres criaturas de Dios, amnésicos en lo ocurrido. La ermita está ahí a medio construir, sus cimientos no son fuertes y veo como se derrumba en la vida de estos. El pueblo, mis ciudadanos están ciegos. Yo haré que regresen a la realidad ¡A la caza¡ ¡A la caza imperdonable¡ Son ellas. Sí, ellas las que traen la locura, el desbaratar de estas gentes. Me arrodillo ante ti, Dios. Haré todo lo imperioso posible por acabar con esta tempestad de hechizos oscuros. Nada comprendo señor mío. Estoy confuso, se desencadena cierta inestabilidad en mi cabeza y extasiado fervientemente espero tu ayuda. Socórrame señor ante esta embestida. Dime los pecados de estos ignorantes para tanto y tanto azotamiento desbocado. En cruz y boca abajo calló en la tierra. No, no entendía lo ocurrido , neblinas emparedaban sus ojos, sus oídos, su boca.



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