jueves, noviembre 01, 2018

He dicho tantas cosas...


 He dicho tantas cosas que ya el suculento conversar con el viento entorpece mi garganta rota. Espero el amanecer, horizonte con la plenitud de aves marinas que se aproximan a la arena. Mis palabras se agitan y son vertebradas secuelas de un adiós, de un agotamiento recóndito donde las profundidades de un océano me recogen. He realizado tantas cosas que ya los ojos inconclusos sobre mesas blancas se adormecen en el temblor de una hoja otoñal. Y el viento viene y sigo tras de él, le hablo pero cansada abandono mis pensamientos y miro tras la ventana. El oleaje quiebra en un sollozo lejano, ausente. El vacío muestra una playa muda, pausada, con el aleteo sereno de su naturaleza. He vivido tantas cosas que ahora soy propuesta a la neutralidad de los sentidos. Y el viento viene, aquí está con su traje de hojarasca tirando y tirando de mi. Me retuerzo en su mirada blanca y renazco otra vez. Aquí estoy, lenta, invisible, desaparecida de las vertientes del norte.

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