martes, octubre 16, 2018

Voy por las calles...


Voy por las calles en un nuevo crepúsculo del día o eso creo. No sé , cada instante, cada esquina te puede sorprender una mirada, una mirada honda donde los ecos frágiles de mi vientre se estremecen. Pero no me detengo o me detengo. Suspiro y dejo ir esos sueños del quizás, del tal vez. Me amarro a una farola y disimulo la distancia o no, todo puede ser. Su sombra me recorre proporcional a mis pisadas al vacío de la ciudad, a lo que tendré que andar hasta llegar hasta sus ojos. Sin embargo, ahora los toco o no, los beso o no, los acaricio con el sutil  abrazo de mis pensamientos o no. Simplemente solo queda un recuerdo, una imagen que se extinguirá con los soles venideros. Pero yo me empecino, la pesadez de los sentidos, de las emociones me hace vagar ausente de lo real y vertiginosamente sueño y sueño y no dejaré de soñar. Agazapada en las luces del alba una lucha derrama febrilmente el caos, el adiós o no. Nunca se sabe querida. Y retorno bajo mi techo, y me siento frente una pantalla muda, esperando alguna lágrima. No, no. De sensiblería nada. Mis párpados caen  y me dejo ir. Sí, te pienso, te instalo en mis subterráneos deseos y te amo. Nunca lo sabrás. Basta. La reconditez del secreto produce serenidad, una tranquilidad o no. Qué los años pasan y una aprende a no rodar hasta el caos. Bueno, atravieso la oscura pradera de los mares y me mezo en su violento oleaje ¿Qué expresar de esto? Siempre al final me quedo observando, examinado mis manos: extrañas, gastadas, nutridas por el viento infértil de ti. Sí, de ti o no. Me engancho a la sonrisa, porqué no reír de mi misma o no ¡La vida¡ ¡La vida¡ Ay la vida, tan simple como compleja según lo hagamos.

No hay comentarios: