A veces nos turbamos,
Ausentamos la vida
A modo de ingravidez.
A veces arribamos en la oscuridad,
De unos ojos, de unas manos
Condenadoras de la paz.
A veces nos sentamos,
Ante lo belicoso de ciertas existencias,
De ciertas almas impotentes al despecho
Al sin corazón de un mundo que gira y gira
Entorno al cansancio.
Pero a veces despertamos,
Tiramos rajando las manías nefastas
En el silencio…en el silencio.
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