sábado, junio 09, 2018

El perfume...


El perfume de la lluvia se incrusta en mi vientre. Venerada alba cuando las luces de primavera ceniza se expanden a través de los pajarillos en su canto del despertar. El aliento de mis ojos oscuros bordea el hábito de un café  que vuela en el pensar, en el meditabundo vagabundeo de mis deseos.  Una melodía respira en mis manos alargando la lejanía de tu tacto ausente, incoloro, insonoro. Ahh…el perfume de la lluvia regresa entre las arboledas ancianas de mis pasos. Ahh…el perfume de la vida renovada en cada amanecer, en cada imagen del cavilar cuando busco en un baúl desconocido, recóndito, distante en el curso de las horas y te hallo, dormitando,  imbuida a los vientos del norte.  No sé, todo es incierto, todo es duda. Una duda que me hace cantar en las sombras azules de los sentidos. El perfume de la lluvia viene a mí y todavía…sí , todavía continuo pensándote, amándote, ronroneando en el impenetrable haz de tus movimientos ¡Tú que sabrás¡ allende colina entre coros de hogueras cuando te llamo. Ahora, aquí, miro mis manos, desagradables estampidas de perdida palabras evocando tu nombre ¡Tu nombre..¡ Ahh….el perfume de la lluvia me condena a ti sin el ruido de los cuerpos amantes de las estaciones.

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