No lo sabes. Sí, no lo sabes, voy hacia ti con la sonoridad
de la memoria. Una memoria acompañada de un deseo en las vertientes donde las
mareas ambulan en rotos sentidos, en serpenteos de olas que me ayuda a inspirar
y espirar…espirar e inspirar. No lo sabes y me siento frente a un piano, una
melodía alcanza mis manos secas, distantes de tu mirada. Ojos retorcidos en al
encuentro de cada esquina desvencijada, obsoleta. Me abrigo, tiritar por
eviternos nubarrones que aburren, que hastían hasta que la memoria te halla, te
encuentra sentada frente a mí. No…no lo sabes, enigma absorbidos por la
ceguedad de mis pisadas. Y, ¿si supieras? Todo sabe amargo, distante. Todo gira
en torno a candados de lo real, de esa verdad que nos lleva a la nada.
Súbitamente me encuentro y dejo de sonreír. Te pienso y nada más…y nada más.
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