Será el viento, el viento…el que estremece mis oídos en su
ronronear incesante. Será visiones mías
si digo que con el reconozco su voz ida hace años. No sé, me pregunto de que
desbastara manera me sumerjo en el delirio. Me desvisto de este pijamas de
flores, de flores malvas , rojas, amarillas, verdes, etc….Y desnuda me
introduzco en la bañera. Agua fría que hará que mis sentidos se calmen. Ahora
no lo escucho, no escucho su grito mortal hacia mis emociones. Salgo y me visto,
despacito…muy despacio como si de se tratase, me han traído su recuerdo , su
olor. Otra vez, el viento, otra vez su voz amenizando mi despertar, esta
jornada coronado con un sol radiante y mentiroso. Y si fuera el ¡Qué hacer¡
¡qué hacer¡ Voy a la calle, desierta, el polvo pisa mis ojos y no logro ver
bien. El viento, el viento…se introduce en mi vientre y parezco caer. Sí, si es
él. Me estaré volviendo loca …todo es incierto. Lo busco en esa fuerte masa de
aire caliente y no lo encuentro, me induce a su búsqueda a través de este
paisaje desértico tatuado de casas blancas, azules. Debo de ser yo pero el
viento, no lo dudo, me trae sus palabras, siempre las mismas, te quiero. Me
halló acogida en la calma, mi nerviosismo parece apagarse. Pero…pero el, ¿Dónde
está? Retorno a casa ante el encuentro fallado. Cierro ventanas, cierro puertas
y me siento donde el viento no penetre en el baño. Abro el grifo del lavamanos
y me echo agua a la cara ¡Mis ojos¡ mis ojos en la incesante búsqueda. Aquí no
puedo quedar todo el día, pienso. Salgo y el viento entra en su etapa de
serenidad, ¿será el?
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