El día. Una casa destartalada en un barrio pobre, muy pobre.
Allí vive una familia. Se abre la puerta de la casa y……………
El marido
La mujer
El hijo
El vecino
El anciano
La policía
La hija
ESCENA 1º
El marido:
(en el salón)
Buenos días Marta. Marta, ¡buenos días¡(gritando)
La mujer:
(gritando, rabiosa)
Que tal ¿cómo andas?
El marido:
Bien con la pesadez del trabajo en mis espaldas. Cansado
La mujer:
¿Cómo ha ido hoy el día querido? ¿Te pagaron?
El marido:
Siempre lo mismo, que pesada…pero que pesada. Nada. No, no
he cobrado todavía
La mujer:
Por qué dices que vienes de trabajar. Qué estás tan cansado
si yo creo que no has movido ningún dedo. Seguro que has andado de esquina en
esquina en busca de una copa ¡En el bar¡ ahí has estado. Encima mientes
¡mentiroso¡
El marido:
No. NO mujer. Te juro que lo he intentado pero nada…la nada
rueda sobre mí. Estoy agotado
La mujer:
¡Agotado¡ ¡Agotado¡ nada es verdad. No más que eres un
mentiroso. Te habrás…ja, ja, ja con tus amigotes y al bar. Si ¡Al
barrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr¡ Venga que me escuche todo el mundo. Mi marido
lleva los curriculums al bar. No tienes vergüenza. Yo , aquí, enjaulado y tu dándotela de
galán¡Chulo¡ ¡Más que chulo¡
El marido:
Perdona mujer. No me grites, se va enterar todo el
vecindario. Ellos no tienen la culpa.
La mujer:
Tu sí.
La hija:
(en su habitación)
Siempre lo mismo. Los gritos bajo este techo parece que
balancean en la estupidez. Ella no trabaja. El no trabaja. Siempre lo mismo,
una vida monótona de espantapájaros o mejor diría de espantahijos coreando sus
cimientos. No se ven. No se escuchan. La voz interior solo es tempestad que los
destruye cada día más ….cada día más y más.
La mujer:
Nada. O me das algo o
te echo ¡Fuera de esta casa¡ Me tienes harta.
El marido:
Toma mujer y cállate ya.
El vecino:
Silencio. No aguanto más. Callar ya. Abrirme la puerta, esto
es lo máximo que se puede soportar. Chillidos y más chillidos en este asqueroso
edificio.
La mujer:
¿Quién es?
El hijo:
Soy yo mama.
La mujer:
Tú y tu padre. Tu padre y tú ¡Tendrías que estar en el
instituto¡ No hables. No hables que todo lo que dices son absurdas mentiras
¡Vete a tu cuarto¡ Ah, dónde habrás andado. Ni quiero saberlo. Me estremezco,
tiemblo al son de lo malévolo de nuestras vidas. Y tú , sigues su mismo camino,
de amigos por ahí. Cualquiera sabe lo que estarás haciendo ¡Mira¡
¡Miiiiiiiiiiirame a los ojos¡ No lo soporto. Estos es desmedido, descomunal.
Vete de mi vista.
La hija:
(en su habitación)
Lo cierto es que son unos ineptos. Y yo, aquí…aguantando en
la cuerda floja de la vida. No saldremos nunca de esta mierda. Aunque mi madre
es desquiciante, desesperante a veces tiene razón. Razón histérica que muerde
cada movimiento dado bajo este techo ¡Qué será¡ ¡Qué será de sus existencias en
el mañana¡ Tiroteados, caídos en el fango de las ideas falsas. Me voy. Salgo de
esta habitación miserable y voy al salón. Sí, al salón donde los estridentes
voces se vuelcan en incendiarse unos a otros.
La madre:
Y tú qué, serás inepta, indiferente a todo ¿A dónde vas?
¡Aquí mando yo¡ Y digo quien sale y quien entra. Ya…ya, te haces la sorda, la
víctima entre estas paredes. No quieres saber nada. Solo sales de tu cuarto
cuando terminas algo de escribir. Y qué carajo estás escribiendo. ¡Ay si¡ Mi
hija culta, mi hija sabionda ¡Nooooooooooo¡ No vives la realidad. Solo piensas
en ti y en ti. Qué si la poesía. Qué si estudiar……¡no¡ Se acabo. Si sales de
aquí es para trabajar y baaaaaaaaaaaaasta.
El marido:
(Calmado)
No tienes paciencia. No tienes compasión. Deja la muchacha
que hago lo que le venga en gana.
El hijo:
Qué hablas papa. Si solo es una estúpida. Una idiota balanceándose
en el yo que sé.
La hija:
Mal ¡muy mal. Estáis todos mal. Mama por qué es compinche
con los demonios. Tu por qué apesta alcohol
y tu hermano….mejor dejarlo. No necesito compasión, ni las manos de
martillazos de ustedes. Yo…soy yo. No me veis. Están todos ciegos. No sois nada
y por ello no obedezco. Necesito airearme. No sé, salir de este desastre
innegable y cierto ¡Qué el infierno os aguante¡
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