domingo, diciembre 03, 2017

Y zas...

Deja los libros, así, solos en el aliento que penetra por la ventana y entiéndeme.  Ellos solo te dan una especie de hechizo que te hace vagar en el ensueño.  Ven aquí, si….en este sillón donde estoy sentada ahora observándote con mis gafas gastadas. Deberíamos de charlar un poco, alguna palabra que se hago en estas paredes grises. No, no quieres mirar la realidad. Te despedaza, te quema. Pero date cuenta de que todo ya ha pasado.  Somos eco del ayer, si…pero además murallones para que no se repite, para que no vuelva a eclosionar y dejarnos tirados por las alcantarillas de nuestros adentros. Te evades…sí que te evades. Haces como si no me escucharas y ello me provoca cierta atracción, un amor intenso hacia ti ¿Me comprendes?
 Y zas, dejo el libro. Una historia amena donde los mares se mueven en torno a la quema de los recuerdos.  Ahora te miro, dime, te sigo escuchando. Entiende que tengo que olvidar y crecer en las esferas de esta nueva vida. Pero a veces…¡Ay ¡ a veces viene el, viene ella, viene quien quiera y arrebata la risa esbozándome una amargura por no gritar cuando estaba a tiempo. Por ello me aíslo. Supongo que me comprenderás. Me gusta estar aquí, a la luz de esta ventana mientras tú en ese sillón espera mi abrazo. Ya iré, no te preocupes. Necesito meditar, examinar desde aquí el bien y el mal pasado.  Ahora es tarde. Bueno, salgamos. Está lloviendo y la noche ya viene temprana. Mejor, calles vacía donde el susurro de la llovizna pintará nuestros rostros de desconocidos. Desconocidos que van y vienen. No te olvides el paraguas. Ese no que está roto, coge el verde.
No hace falta cerrar con llave, vamos.  Solo daremos unos pasos de la mano. Y quizás, se la lluvia se va nos sentaremos en algún parque cercano, próximo a ese techo que nos hace cabalgar en la pesadez del pasado. No llevo móvil y ¿tu? De acuerdo, lo has dejado, has leído mis pensamientos.  Mira, la neblina azota la cumbre en su sutilidad, hoy no veremos el roque pero da lo mismo,  estoy contigo. Cuéntame algo de lo que los estabas leyendo.
Ja, nada. No estaba leyendo. Solo disimulaba mientras tus ojos se posaban en los fotogramas de mente, intentando leerlos. Es imposible, solo yo sé del pasado. Un pasado inmaduro, arrebatado, desquiciado de todo este presente. Ahora miro al frente. Ahora te miro a ti y en este paseo bajo la lluvia me enamoro más aún de tus formas de hacer las cosas, más aún  de esas estrellas que no puedo divisar ni ahora, ni nunca. Uf, ahora que recuerdo, el telescopio esta polvoriento, las telas de arañas le caen. Dejémoslo, algún día… estaremos ahí arriba. No te rías…sí, seremos energía que se expande y contrae en el universo. Ahora toca vivir como podamos ¡Qué impertinente es este mundo¡ Peleas voraces, aberrantes contra la humanidad y al fin y al cabo seremos pieza de una fosa, no más ¡Mira que somos de mala sangre¡  
Parece que llueve más fuerte, las sombras nos persiguen como fantasmas de nuestras pisadas. Volvamos a casa. Tú con tu libro, yo en mi sillón.


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