El alba. El desierto amparado por seres que regresan a su
jornada.
Muchacha :
Mis manos y el cubo.
Un cubo grande donde traeré el agua para que mis hermanos beban de él. Hace
calor, descalza me mueve por esta suave arena donde un cierto viento cálido
rasga mi rosto. Mis manos y el cubo. Un
cubo viejo, cansado de tanto de ir para allá y para acá. Esta es mi vida. El
cubo y mis manos, mis manos y el cubo y esa agua de la que beberé al final
cuando todos hayan saciado un poquito de su sed. El pozo está cerca o lejos,
según como se mire, según haya despertado el día. Mis fuerzas son inagotables,
descalza me aproxima a él. Ahí están mis compañeras, mis amigas se podría
decir. Mientras espero para llenarlo hablo con ellas y ellas sudorosas de manos
agrietadas también conversa y después nada de nuevo a mi hogar. Unas paredes de barro y piedra que me
refresca mientras sigo y sigo en mi
labor.
Madre:
Ya has llegado más tarde de lo costumbre. Te entiendo hace
mucho calor. Las hogueras de este desierto alumbran tus pasos para que sean más
lento, más retorcido en el tiempo. Sabes hija, me encuentro cansada. Estoy
enferma, la dejadez de los años en este ciclo monótono. Tu ahora debes de hacer
frente a la familia, mantenerla para que crezca en la verticalidad de los años.
Yo me iré…sí, me iré bajo el sudor grotesco que corre por mis venas. No, no llames
a tus hermanos, déjalos. Eres tú, la mayor, la que ha de enterrarme cuando mis
ojos agotados y abiertos te pidan que los cierres. Por qué me miras así, no
puedo moverme ya…lo siento hija.
Muchacha:
¿Te vas madre? Dónde el sol será luz de nuestros pasos,
serás una más en el cielo, en la tierra. Mis manos y el cubo. Bebe algo…no
puedes, espera que te ayudo. Intentaré hacerlo lo mejor posible, mis hermanos
grandes y fuertes, poderosos ante todo mal. Mis manos te enterraran, mis manos
hará una guirnaldas de piedrecitas y la posaré en tu frente para que vayas
contenta como recuerdo de tus hijos, que te quieren. Voy ahora atender a mis
hermanos, están esperando por mis manos y el cubo, el cubo y mis manos.
Madre:
No, no quiero tus lágrimas. Esto es parte de mi camino, de
mi andar por este desierto. Yo estaré con vosotros en cada mirada, en cada paso
que hagáis en lo venidero. No, no llores. Que no te vean tus hermanos. No les
digas nada….solo, que me ido a otra parte de mi vida. Anda hija, llévales el
agua, que te esperan.
Muchacha:
Vendré luego madre. Sola. Me quedo sola ante todo. Pero sé
que ella estará conmigo, me dará dosis de fortaleza para el continuar de las
jornadas. Ellos se estarán preparando para la caza de hoy. Yo sueño con mis
manos y cubo. Sí, sueño con la libertad de mis manos, de mi vuelo. No me podré
ir. No me podré casar. Me volveré vieja y raída en el silencio. Mis manos y el
cubo, el cubo y mis manos. Ando deprisa antes de que ellos vayan hacer sus
cosas. Mis manos y el cubo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario