Dormía
En los espectros de los astros.
Soñaba
En los frágiles huesos
De la humanidad.
Te llamaba, incesantemente
Ante los vientres idos
Azotados por la desidia.
Murallas de cristales rotos
Los abandonan en el vacío.
Dormía
El rumiar de una ola
Despistaba la inquietud.
Soñaba
Tonadas alegres de esperanza y paz.
Te llamaba, te llamaba
Bajo blancos sudores
De un nuevo arco iris,
De palomas huídas
En campos yertos de fertilidad,
De humanidad.
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