Es real, lo opuestos ojos de tus sentidos. Ojos alumbrados
por el eclipsar de tus manos…de tus manos hundidas en la rutina. Siempre los
mismo, me digo, te digo…No te cansas, inagotable salpicar de palabras a la
nada, a los pozos oscuros de la intimidad. Te detienes en alguna frase de algún
libro de cierto escritor y asimilas lo cotidiano de tus pasos, de tus visitas
más allá del fiel oleaje. Sola, dibujas tus sentidos en el arder de tus
movimientos, leves…lentos, sinceros. A veces caes pero montas sobre yeguas
blancas, muy blancas cuyo camino es el de la luz. Identificas tu ánimo, tu
esfuerzo con algo distante y giras y giras entorno a hogueras de yermas
tierras. Y bajan las chácaras, con la
celeridad de tu corazón humano retornas aquí, en las proximidades de un aliento
que te nutre de una nueva sonrisa. Y ríes y cantas y saltas con la indiferencia
del atrás.
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