Llegan, impíos estruendos en un andar oscuro.
Llegan, manos sucias esculpiendo lágrimas de penas.
¿Dónde estáis malditos?
Alcantarillas es hueco grasiento de hiel
Que nos derrota, que nos fortalece
Al detenernos y mirar al frente.
Ahora, el dolor, llantos vistiendo rostros anónimos
En la vertiginosa esquina de los pasos.
Ah, ya te observo, aquí
Bajo el disfraz donde el desorden yerta ojos blancos.
No, no hay sangre solo ventoleras de batallas
ininteligibles,
Esclava de retorcidas cavilaciones.
¿Dónde estáis malditos?
Seguro que duermes en mis sueños
Para estrangularlos con el lamento.
Nuestras manos….
Racimos guillotinados en la ventolera negra,
Negra simiente condenando la alegría, la esperanza, la paz
Por no sé qué razones en nombre de un Dios inexistente
Infinito en el abrazo humano.
¿Dónde…?
Penumbra de nieblas a ras de la tierra,
A ras de nuestra estática sorda mirada.
Seguimos…
Mantos albinos ondeando la verticalidad
De cirios coreando sobre nuestros sentidos.
Avanzamos…
Sendero fuerte de una lucha bonancible, silenciosa
Ante las aberraciones del ser.
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