Es temprano, todavía el oscuro firmamento lame astros
vagando en la ruta cierta. Ella, frente el universo. El callar del verano se
apodera de sus pisadas mutadas de todo alboroto. Se mira su camisa, le falta
algún botón. Pero no le da importancia. Prisas y más prisas colonizan cada
balada de su respiración cuando surja el despertar, el bosquejo de brazos que
se desperezan. Solo este pequeño coro de horas la asalta en el refugio de los
sentidos. Ella, acompasada luz precoz detenida en su minucioso cavilar ¿Qué
hará? ¿Qué no hará? Tal vez se quede ante una pared blanco donde el rugir
estrambótico del amanecer no la despiste, no la despida del avance del ensueño
por senderos posados en la contemplación. Temprano, retumbar de una música que
la transporta por la extensa lejanía de la pesadez….Sí, sus pesados ojos ante
una pared blanca se reúne con sus sueños. La toca, caricia toda su textura como
cuerpo presente. Fija, mira su camisa, le falta un botón…qué más da, se dice.
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