Lentitud, sudor rasgando las entrañas de las paredes
blancas….muy blancas. Añejos rostros en la espera de la luz. Estación guiada
por el salto a la comba de mujeres perdidas. Se van…se alejan con su estómago
encogido ante los murallones enrarecidos de la sangre esparcidas en sus
espaldas ¡Corre¡ ¡Corre¡…la fugacidad de tus alas muertas retornarán al olvido.
Arrugas columpiadas por tus venosas manos ¡No esperes¡ navíos colapsados por el
eclipse de tus huellas huirán en nubes de espejos donde tu imagen rejuvenecida
será naciente de la vida. No, no esperes…encuentra las singladuras que te
llevarán lejos…muy lejos, donde el dolor no tiene cabida. Lentitud, ataúdes
asomando bajo tu vertiginosa huída. Sigue, ya se calmarán…se borrarán en el
paso de los soles ¿ya estás aquí? ¿has despertado?...Sí, donde la existencia
elabora una alegría a propósito de tu entereza. Lentitud, ojos de un azul pleno
fabricando el pacífico andar entre las praderas de las ballenas. Te hundes
entre las mareas sedientas de tu cuerpo y vuelves con tus pies huella en la
arena evaporando la desidia ¿has despertado?...Sí, donde la calma ama tus
manos.
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