Expandirse, contraerse ante la lluvia cósmica de astros
consumidos en esta tierra que pisamos. Unidas, abrazadas a las vertientes, ecos
insonoros de nuestras caricias. Firmes absorbemos de los manantiales que se
desplazan
en los sentidos del norte. Un norte donde la calidez aprieta más y más. Todo
estallido de emociones sibilinas en el transcurso de mariposas de alas doradas.
Insuflamos hacia la paz en un canto que se hace palmas lanzadas en los barrancos por
donde los pasos se pierden. Piedra tras piedra, conquista de la endereza
de unos besos con aliento a equilibrio. Solas, vamos solas…qué más da…colonización
de vespertinas olas…¡las escuchas¡…ya vienen, ya vienen para arrastrar nuestros
sentidos a una noche de fogatas al ritmo del llanto de las pardelas.
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