¿Estás ahí?, me pregunto. Con el callar colgado de las
constelaciones amando la calma. No, no hables… ¿para qué? Retorcidos gritos
ajenos te volcarán en la duda. Una duda apoyada en troncos envejecidos por la
desdicha, por el llanto de mariposas sin alas, por aves desplumadas en el
sangriento amanecer de unos ojos cadavéricos que miran y miran las derrotas de
la existencia ¿Estás ahí? La primavera se aleja, se consume en el veredicto
cierto de tu aliento invisible bajo la herida silenciosa ¿Estás ahí? No sé, te
dejaré descansar. Alguna mañana, noche despertaras y verás el crepúsculo de tus
huellas ahora ausentes ¿Cansada? Como lejanas orillas que no pisarás. Ya no.
Pero espera…aguanta un poco más. La bella melodía de tu vientre será caricia de
nuevas singladuras a través de los espejos que te miras.
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