Dices de continuar.
Aquí, en estos instantes donde la soledad de los montes nos acogen. No, sigo
con mi beso en tus labios. No, sigo con mi vientre en tu vientre. No, sigo en
la caricia de tu cuello y despacito te desnudo. Sí, desnudas en la lejanía del
barullo estremecedor de cualquier observador. Aquí, en estos instantes donde
nuestras manos se cogen al unísono que alguna ave mañanera pasa. He escuchado todo lo que comentas. Me parece
bien, estoy de acuerdo…es que no te das cuenta. Ya somos una, una que se ramifica
en el girar y girar de las esferas del amor. No te das cuenta…a veces es como
si hablases para ti misma, pero yo estoy contigo, atendiendo tu conversación en
estos parajes. No me importa que él venga con nosotras. Suave, muy suave resbalo por tu cuerpo.
Jadeas, inspiras y espiras. Te gusta. Te encuentras sumisa a los halagos del
deseo, de hacer el amor en medio de la madre naturaleza. Polvo de estrellas
somos y en polvo nos convertiremos. Por qué no entremezclar nuestra pasión con
la exultante brisa salvaje de la hierba fresca. Todavía cierto luto te viste,
no tienes necesidad, te digo. No lo abandonaremos a la suerte. Tú eres su
amiga, una compañera en el placer del diálogo. Cómo no después de tantos años. Sé que te correo por donde andará. Ya no
estamos muy lejos, en unas horas, cuando edifiquemos el ahora nos desplazaremos
hasta la ciudad. Lo buscaremos y quizás su quejido no sea infernal. Ya sé que
no tiene a nadie. Bueno, estamos nosotras.
Y zas…lo agarramos y lo traemos, seguro que en algún parque estará escribiendo,
escribiendo sus sueños, sus fracasos ¡Ay Anne¡ Disfrutemos el momento. Tú y yo.
Yo y tú y el ronroneo del boscaje. Cerremos los ojos y dejémonos ir en la
aventura de los sentidos censurados en el pasado. Paso mi mano por todo tu cuerpo, tus senos me
embeben en el silbido sutil de la gracia. Te recorro con la lentitud de las
horas. Pasan atemperadas en la quietud, en la calma que nuestra desnudez se ama.
Todo llega a su fin, continuemos. Déjame vestirte con mis ojos paralizados en
los tuyos. Vamos al encuentro de él antes que la noche caiga, antes que los
latigazos infrahumanos del desorden lo tiren. Ya descansaremos…en nuestra cama, bajo una
lámpara donde mariposas nocturnas revolotean ¿Has recibido mi respuesta? Tenemos
que salvar Solaum. No soy tan cruel, maldita la gana de aberrantes acciones
hacia los indefensos. Te hallo desesperada. Tranquila, el supongo en esta
mañana donde las nubes no pasan estará simplemente sentado, respirando del aire
gélido que confunde el estado invernal con el primaveral. Detrás de aquella montaña está nuestro hogar,
solo unos cuantos kilómetros, no muchos. Venga Anne, quiero desenclavarte esa púa
que lastima tu sensibilidad ¡Qué fértil es todo este paisaje¡ Continuemos…
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