viernes, abril 28, 2017

ELLAS. CAPITULO 21

21
Una llamada allende a mi identidad resbala por mi pecho. Alguien grita en el sollozo del derrumbe de su esencia, de toda su vitalidad, de su brío. Presiento que su espíritu apagado me reclama en su mutismo. No sé es algo extraño. No llego a comprender el por qué de esta sensación. Sí, me llaman. Alguien pide clemencia, no de ahora, sino desde hace mucho tiempo. Yo no lo he escuchado pero ahora…ahora golpea vorazmente mi vientre. Laum, es incompresible a mi verdad pero he de decirte que creo que Solaum me necesita. El nunca ha dicho nada, no sé por qué. Sus raros movimientos en la rutina me preocupan hasta llegar a la mortificación ¿Qué será? Qué será de él? Hermético, disimulando las ojeras de la angustia ante el proceso precoz hacia las fosas de los muertos. Sí, una llamada lánguida llega hasta mí. Me retuerzo en las cadenas del ayer y me apuro en la incertidumbre del qué hacer. Desértico, sábanas de arena recorriendo su rostro impalpable tras el espejo que se mira. Precipicios se desparraman ante él, cae en la duda de sus huellas. No sabe erguirse en el recuerdo cercano, estático, es vigía de lo viejo. Una llamada, misterio del todo. Andamos por este Monteverde al encuentro de mi casa, todavía lejos. Sé que no estás conforme con mis palabras. Pero, ¿qué hacer? No podemos dejarlo así, en su inanimada sonrisa en el mañana. Ahora, es luz pero en el surcar de los años se acabará. El olvido de quien eres, el olvido de quienes somos, el olvido de todo lo que zumba a nuestro derredor. Es horrible,  no se verá envejecer con su entereza sino una madurez maltratada. No me respondes, te aferras a ese universo dual donde las alas seducen la libertad. Él lo sabe, más no creo que le importe de vivir en un mismo techo. Qué habré hecho para resbalar en la opresión del trotar y trotar bajo tus ojos, solas. Compréndeme, todos llegaremos a ese estado donde la memoria embebida nos dictara la dependencia y los que no se agarran en la clausura de sus pisadas hasta el ataúd de negras tonadas. Dame una opinión…contéstame…estás albergando  el callar. Creo tropezar contigo en mi preocupación.  Es solo un amigo, un amigo que me ha dado todo, todo su ser y no entiendo por qué. Entre nosotros no hubo nada, solo, estaciones y estaciones circundando las antorchas del aprecio, de la verdad. Dices que sí, que se aúne a nosotras en el perfilar de los días. Lo acogeremos como si nada pasará, disimularemos ante él con el impronunciable horror que le espera. Bésame Laum, siempre he sabido de tu paciencia, de tu amor sincero ante las tapias quebradas a la danza nuestros corazones. Labio a labio somos únicas en este estado de embriaguez de tu sedosa piel. Vientre a vientre somos jinetes de la pasión sorprendente de nuestro abrazo. Continuemos…



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