sábado, abril 01, 2017

ELLAS. CAPITULO 11(NARRATIVA)

11

Mana el crepúsculo. Un cielo matizado de violetas anaranjados sabores nos visitan. Lo necesitamos que nos acoja en su calidez. La danza de los pájaros comienza, la hermosura perfecta de la madre naturaleza. Por qué destruirla con cemento tras cementos. Pinares que suspiran y el aliento de lavandas nos da el empuje para ese beso que me pides. No hay nadie. Te alegras...así en la intimidad de mis labios acariciando tu cuello como aquella primera vez. Remontamos las montañas añejas y nos alojamos en el pico más alto. Un roque nos vigila, nos mira con estática sonrisa. Te veo mejor. Qué la madre tierra te colme de olvido y a la vez te hinche de esos recuerdos tiernos, agradables, corcondantes con el resurgir de la vida. Somos destino, lo marcan las agujas del tiempo. Me gustas cuando cierra los ojos por qué desciendes a esa pequeña reconditez de mi corazón, me gustas como te aproximas en la verticalidad de tus pilares por qué aceptas. Sí, somos destinos, no lo podemos tachar, censurar nuestras almas a la desdicha. Aléjate de todo mal. Mira, mira …ahí vienen los espíritus del alba coreando nuestra antigua canción ¿la recuerdas¿ ¿Duermes? Mis labios rozando tu cuello. Estamos adheridas a esta tierra, a estas raíces en la profundidad de nuestro querer. Ya sé que todo ha sido angustioso hasta llegar aquí pero hemos llegado. Anda despierta. Alcemos nuestros brazos a esa bóveda agarrada a estos momentos del estallido de la felicidad, de la armonía. Libres, somos libres. Déjate llevar…no hay nadie. Caminemos al ritmo de la brisa que viene, ella nos dirá que hacer. La aventura de esta bóveda celeste nos impulsa a ser una. Llevo esperando hace mucho tiempo. Tú no te dabas cuenta pero yo sí. No te preocupes ahora, las estaciones bajo mis ojos te sanaran ¡Viva la danza de los espíritus de nuestros ancestros¡ Aquí demostraban su valentía. Sí, somos valientes al escalar esta cumbre sin temor. Gritemos, escupamos la prisión que nos retiene y avancemos hacia el amor ¡Ay el amor¡ Te quiero Anne aunque te sienta aun algo lejana. Abre los ojos y mírame. Dame tus labios ¿Estás dormida Anne? No, no disimules. No desvíes la realidad en el resonar de una ventisca con malicia. Venga, despierta. Ya sé que te gusta. Tu terso cuello. Lejana...lejana como las mareas reas de tierras donde la miseria las nutre, lejana como el ayer muralla de nuestros sentidos. Abre los ojos y mírame. Dame tus labios ¡Ay el amor¡ Caravanas de tibios rayos solares aterciopelados nos acuesta. Me miras, tus ojos me alumbran, tus labios se aproximan con la lentitud de un invierno que se va. Aquí estamos, solas. No hay nadie. Libres, somos libres. Fuego recreándose en nuestros vientres y la desnudez de nuestros cuerpos tendidos en la inmensidad de esta catedral de la naturaleza ¡Ay el amor¡ Acompasado sendero que nos sigue. Así somos, no hay vueltas en la paz ahora emergente en prender del beso, de la caricia...

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