Oleaje. Fronteras. Invisibles cristales amputando las manos
de sangre al sudor de la huída. Refugio. Calidez. Movimiento uniforme hasta el
fin de los días, de las rosas invernales agotadas. Espalda. Nada. Caes en la
remota estancia de rejas de ortigas caminando de sobre cenizas. Danza del fuego
amparando los huecos ojos desvanecidos en el cincelar de tus lágrimas sobre
muros de papel. Viento. Dualidad. Somos sonata del silencio, presas en el
regazo compungido de aves sin alas. Ahora. Presente. Sentadas frente a frente,
solas, con el sonido insomne del océano. Sol. Adiós. Columpios de fosas
anónimas en el revés de nuestros pasos. Amor. Ida. Te quiero a pesar de las
desaliñadas lejanías donde los cuerpos se nutren de apagadas caricias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario