Te he buscado. Sí, en la incertidumbre de arboledas
retorcidas por un viento incesante. Cae la tarde Pegasus impregna los cuerpos a la intemperie
con el suceso de las jornadas difuminadas bajo un jardín invisible. Te busco,
no sé, en la memoria de los sueños de la nada esparcidos bajo mis manos
temblorosas saboreando un garabato.
Escribo, dibujo, plantó mi faz sobre acantilados de papel que hago
añicos a medida que te me apareces como imagen inalcanzable, intocable, infinita
tras los pasos perdidos en los pozos oscuros de una vieja espera. Te he buscado
en las entrañas de mis ojos que sirven al silencio de tu nombre ¡tú nombre¡
espesura repartida en las venas inflamadas cuando galopo a través de la bruma
de tus sentidos. Luz que llega, que enloquece, que enhebra las zancadas adustas
al encuentro. Viajo por llanuras donde el frío se hace humano y me abraza…y me
abraza con la ternura de un adiós. Un gato muerto se cruza en mi camino, un
gato verde y amarillo cuyo desamparo me hace balancearme en la duda. Te he buscado, que más decir, escucho el
desgarramiento de una esperanza dormida, indómita, palidecida en el taconeo de
los años. Ya no más emerger entre las cenizas del desencuentro, ya no más
borrascas imparables tras la senda del vacío. Te he buscado…
1 comentario:
Dunia: siempre con tus atmósferas misteriosas, a veces inquietantes. Siempre adelante
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