Te sigo. Sí, tempestades al compás de mis huellas alejadas
de la armonía de los ensueños. Presente. Estás presente en el sentido de los
cuerpos bellos adormilados al son del invierno. Hoy he venido…aprisa, aprisa…para
ver el surcar de tu mirado en el ritmo ciego de la calma. No sé lo que dirás
pero ante ti estoy en vertical, ascendente, tangente al soplo de tu aroma. No,
no me ves y quizás ni sepas quien soy. Soy el hueco del silencio, de un túnel oscuro
cuyo término se afinca bajo estrellas fugaces. Ha oscurecido, la temperatura ha
trepado hacía abajo y el resonar de un piano me anuncia la pena. Pena
harapienta, pena moribunda en el tintineo de tus manos obrantes de la vida. Te
sigo, aquí, ya, sonido capturado que oscila en las entrañas temblorosas del tiempo.
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