Invierno. Oscurece temprano. Instante donde inaladas barcas
derivan a la incertidumbre. Una sintonía angosta en el querer se despliega bajo
su sombra. Sombra diluida en el mecer de las horas. Ya no la siente, ya no la
ve. Invisible es huella de la nada, de la oscuridad pertinente que asusta a los
corazones. Invierno…ecos zumbando a ras de su rostro pálido, patético, temeroso
de andar sobre cumbres hiladas con la nevada sutil. La valentía se inmiscuye
tras su espalda, encorvada tras el paso del tiempo. Un sombrero oculta su
verdad. Camina y camina desorientada, con el desfallecido aliento de los
astros. Ay silencio, se dice, dame calor. Se detiene, jornada melancólica
atrapada en un clavo a un muro. Sí, delante de ella. Lo mira, cierra los ojos y
una leve música suena ¡Qué será¡ ¡Qué será¡ Su adiós.
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