Sí, nunca más.
Aléjate en las demoniacas islas de la nada.
No. No quiero escucharte.
Olvídate de mí,
De estos sentidos llevados por los vientos nortes
Al aislamiento de cada mano ceniza
Difuminada en mis ojos blancos.
Saber no más de ti, sí.
Me congrego con las agujas del destino
Y entonces un tremor invade mi sien.
Otoño agazapado en una luna examine,
Chasquido de mi ida
bajo los pantanales
Efusivos la vieja espera.
Sí, nunca más
Reflujo de hogueras danzantes
A través de un espacio ausente, extenuado
En el girar y girar del corazón.
No hables,
Rocosas rotas nombran tu vacío,
Tu alma huída.
No hay comentarios:
Publicar un comentario