Agárrate fuerte, el viento grotesco y endemoniado brota de
las entrañas de este océano donde antes la plateada soplaba serenidad. Olvídate
de mí, aléjate con esta embarcación donde los sueños se enderezan y son fruto
de años. Dices, no. Qué me esperarás. Ya es tarde, no. No me aguardes el oleaje
infernal me tira y tira a las profundidades de los deseos destrozados, hecho
añicos con el destino marcado en nuestro reloj. Agárrate fuerte, se valiente,
está barca no aguante el peso de los dos, la gravedad me lleva a las
profundidades y tu saldrás. Claro que saldrás, ilesa, resplandeciente, bella. Ahora
veté tengo que salvar a otros…¿Dónde están? La noche absoluta, la oscuridad en
mis manos impotentes ¡Libérame maldito Dios de estas heridas, de esta ceguedad
inducida en el vacío¡ Sálvate compañera ¡Tormenta asquerosa¡ Deja que ella se
vaya. Que una orilla la acoja para su descanso, para su temor impuesto por tu
brutal alma. Yo ya no. Aquí estoy en tu cuerpo venenoso, corrosivo, torbellino
de maldad ¡Déjala ya¡
Y la calma viene de nuevo, y la calma recita el paraje
perdido de los enamorados. Ella busca y busca pero no lo encuentra. Sola, en la
barca y el brío de una luna que nace de nuevo solloza para sus adentros.
¡Dónde¡ ¿Dónde está? Solo mis oídos escuchan sus últimas
palabras “Agárrate fuerte, agárrate fuerte y sueña” No. No, no te alejes más de
mi, te necesito. Sobrevivir bajo la sombra de los astros, con tus ojos blancos
de muerte, de ida por empecinarte en auxiliarme ¿Para qué? ¿Por qué? No ha
servido de nada. No lo ves. Me quedaré aquí, en esta barca hasta mis últimos
días, hasta las últimas lunas que me dirán de esa fogata donde te encontraré.
Agárrate fuerte…¡No¡ la vida no me busca, no me llama. Arrullado por las olas
seré embeleso de las noches y los días hasta fenecer. No más. No quiero más
seguir.
Y la ventolera viene de nuevo, su rugir se enfrenta a ella.
Sí, a ella, la que se deja abatir absolutamente hasta hallar a su amado.
Manantiales eufóricos de un océano en la formación de un agujero en la calma,
dos estrellas verdes azuladas emanan de ellos y son acogidos por el firmamento
en su elongación al infinito. La plateada hace un guiño, un saludo que da la
bienvenida aquellos enamorados del resurgir de la vida. Canto de ballenas,
peces voladores con ojos brillantes saludan a sus nuevos compañeros en el viaje
del universo.
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