miércoles, octubre 12, 2016

Octubre...

Octubre. Es octubre en las horas precoces al amanecer. Un horizonte anaranjado azulado son ojeras de este aroma que nos rodea. Traerá la lluvia, una lluvia mezcla de las sonatas alejadas de las aves en su revuelo con la claridad. Ahora estoy inmersa en el tejer de un sueño. Un sueño puro y verdadero abogando por deseo impaciente de verticales espejos donde nuestro rostro sea sendero de la paz. Me tomo un café, un cigarro gravita con su humo en este diminuto espacio. Paredes de un blanco gastado me rodean y miro el titilar de mi ropa de hoy. Monotonía consumiendo las jornadas. Me peino, agua que corre por mi tez desabrida a la par que renazco en la aventura del vivir. Octubre. Es octubre en el parir una hechizada memoria que viaja, que se consuela bajo los estados del yo. Coso un botón caído, me amarro las playeras, me pongo una blusa y soy corriente del asfalto. Por ahí navega un meditar que me vierte en la ensoñación galopante a través de la ciudad. Mi pulso se calma después de ser velocidad desorbitada ante ojos muertos transeúntes del vacío. Aquí estoy, en estos momentos, saboreando del sudor alegre, de mis piernas cansadas por el ritmo de la brisa que me acoge. Octubre. Es octubre y la luz viene, ya es hora de descansar. 


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