Ecos , ecos y ecos. Vienen con el nombre de cierto sentido
que aboga a la elasticidad de mis manos. Los acojo bajo la lluvia otoñal de
pétalos pobres que gozan sobre mi cuerpo desnudo ¡Su nombre¡ Viene con el aroma
de las gaviotas alejadas de la mar, graznando el enraizar de las profundidades
que nos asienta en la mirada. Su nombre, sonoridad ciega para aquellos que
tiempo atrás quisieron desecharlo pero ahora es corazón abierto insuflando el quehacer
diario. Ven , ven y abre los cielos colmados de la sabiduría serena, encarnando
la máscara antigua de tus singladuras a través de las mareas. Te siento, me
entrego a ese nombre retumbante en los titilar de mis ojos cuando pausadamente
soy cometa en la atmósfera que nos rodea ¡Su nombre¡ Qué bien sabe, qué bien
regala las palabras de la dicha. Me estremezco, se erizan las sensaciones cada
vez que penetra y raya mi mirada en azules baladas del querer.
1 comentario:
Precioso, no solo se asemeja al eco sino al otoño que también se repite aunque solo nos llegue una vez.
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