Todo se vuelve en el inmediato zoco de la oscuridad. Es
temprano, horas precoces que abogan al despertar ante paneles de figuras
uniformes conquistando los ojos amarrados a las vivencias de lo cotidiano. Una gota de sudor. El calor ampara esta
eclosión de cuerpos erectos bajo centinelas de estrellas que aún quedan. No sé
para qué hablar ¡Silencio¡ un océano a lo lejos. Singladuras que percatan el acoger de un
horizonte vestido de calma. Lo observo. Voy hacia él. Así, con el consumir de
años que brotan más allá del vacío. Un café se ahoga en mi garganta. Desenredo
el largo sueño en una cometa que gira y gira en un ambiente sin viento que la
vierta lejos, muy lejos. Todo es
oscuridad. Trotar de manera callada por la aurora que se avecina. Me inclinaré ante
los círculos de fuegos de los pajarillos y seré vertical comienzo de la
jornada.
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