jueves, agosto 25, 2016

Qué escucho...




Qué se escucha. Qué es lo que la sordera permite la luz de mi estática esencia. Son flautas, arpas, pianos y violines enhebrando la risa de una aurora donde el océano, frente, hace erupcionar gaviotas  gigantescas en el paso de la tranquilidad. Despertamos como ausentes colinas donde el ronronear de los ciegos cementerios nos ahuyenta en el curso de nuestras manos.  Un cielo donde las filigranas solares amamantan el tierno oleaje, una brisa que regresa sin el quejido del silencio, de la nada escalando en la meditación de las almas que se congregan en  la verticalidad de una paz. Navegar bajo las secuelas constructivas de un corazón que llama, que anhela sus singladuras a través de espejos de bruma. Y suenan flautas, arpas, pianos y violines en el rito incesante  de un tic-tac del destiempo, de mujer de raíces que se lían a las solemnes gotas del continuar sobre los sueños.



No hay comentarios: