No haces caso. Un océano verde,
revuelto en melenas blancas que azotan a los cuerpos desnudos que se hunden en
el. Rocas rociadas de algas que amarran los vientres llenos de ilusión. Te vas.
Te sumerges bajo las aguas al encuentro de la libertad….así, con tus sentidos
en vertical. No temes. No eres huida, te enfrentas a la deformidad del oleaje
en una danza de lucha, de fuerza contra corriente…y es que te apetece, te da la
gana. Como te admiro. Baño prohibido en estas aguas y tu sin embargo te haces
gigantesca contra el miedo. Sigue así,
en la danza de tu cuerpo con el mecer de ese mar envuelto en fronteras
irrompibles. Para ti no hay parada, yegua salvaje que se extiende por el abrazo
cruel de esa masa verdina. Ahí, el horizonte. No haces caso. Te observo. Confío
en que pronto regresarás elevada por caracolas a son de su eco. Grande, por qué
eres grande ante la desafiante corrosión de la vida. Ahí estás…deja, espérame
que seré como tú, ser de la nada que brota en la cima de olas bruscas, crueles.
Nadaremos hasta el límite de espejos que insuflan gaviotas doradas del sudor,
del sudor ensangrentado del reto de los sueños. Edificaremos alguna canción…sí,
si la,la,la ….ya está aquí, con nosotras empujándonos en el creciente halito de
nuestra existencia.
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