viernes, agosto 05, 2016

incesante...

Incesante. El martilleo imparable del tiempo bajo las cenizas evocadas por la mediocridad humana.  Estamos bajo los efectos de la inconsciencia propagándose a través de espejos rajados de tanto y tanto mirarnos.
Te escribo por qué me apetece, me da la real gana de hacerte llegar el temblor de las arboledas bajo la humareda de nuestras pisadas. Es terrible ¿Cómo sofocar tanta malignidad? Me rompo, me escuecen las manos a medida que mis palabras eclosionan esta carta. Jornada plomiza bajo los efectos de un viento que daña, que desarticula cualquier maniobra para sofocar las llamaradas de la muerte. Ya sé…ya sé que estamos en una estación veraniega. Pero qué más da, siempre hay una garra ensangrentada y venenosa que irrumpe en el sosiego de estos días. Ahora permanezco aquí sentada, frente a las noticias que se van derivando en esta estropeada esfera. El me vigila. Sí, él, mi amor. Pasa detrás de mí observando lo que escribo, lo que por mi mente pasa e implanto aquí. No me pregunta nada, supongo esta sensible mujer disparando a lo que la hiere. Me levanto. Me doy la vuelta, te dejo. El me mira. Una lágrima cae por sus mejillas morenas.
XX: Pero que haces mujer con esa carta. Ella ya lo sabe, lo sabe todo el mundo.
YY: Ya. Pero intento compartir con su esencia cada gota de pena que me estremece.
XX: Bueno…bueno, está bien. Pero no te entregues tanto a esas cartas. Te olvidas. Sí, te olvidas de mí y te envuelves en un sudario de lástima.
YY: A alguien he de expresar mis sentimientos. Tu..¡Tú no escuchas¡ Te aísla bajo los efectos del alcohol. Como lo detesto. Ese olor que insuflas cuando me hablas. Cállate, por favor. Mis manos se extienden sobre esta carta, esta tersa hoja que será enviada con toda mi pasión. Tu no entiendes. Estás sordo. Sigue con tu bebida, vas bien, un camino de hogueras que harán exaltarte en disparates.
XX: Déjalo, sigue con tu carta. Me voy.
Aquí estoy de nuevo. Se ha ido. No soporto su aroma. Me desgarra a igual que las cumbres nevadas de  siluetas de fuego. Espero que esto termine pronto.  Ahora te dejo. Me asomo, el calor es agobiante, anunciador de la desgracia. Pero todo tiene que terminar…sí irse lejos, muy lejos donde el infierno latente no nos aceche. Adiós querida, soy ausente, soy vertical monte que se queja y queja, soy ave asustada en los paisajes calcinados que antaño eran bellos, muy bellos ¡Ay la belleza¡ Armas arremeten  a la madre tierra, armas mortíferas para su continuar, para su auge en lo perfecto.
                                                       Se despide yy

Incesante. XX regresa aun más embriagado. Acapara así sus gemidos, yy lo detesta. YY se va hacia la ventana, una corriente erecta de humo impregna este aire que respiramos.  Se desvanece, XX la mira, es huida de todo horror, de todo llanto. 

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