Un silencio es vigía.
Faros carcomidos por el oleaje.
La intensidad de la despedida, del adiós.
Flores amargas bajo cristales rajados.
Frente, un espejo reflejo del cuerpo,
De las manos deformes de la espera.
Elípticas danzas sobre un tiempo
Que no ampara la vejez, la marchitez.
Nuestras nubes inanimadas
Somnolienta sonrisa del agotamiento.
La imperfección de mis besos
Acogidos por una ruta vacía, vacía…
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