Oleaje alargándose bajo mi rostro,
Seres que bucean en la intemperie
Del eco tronador de las pisadas.
Me siento leve, gravedad que se consume
En los rincones de las mareas.
No me detengo, no me detengas
En la inmersión de mi cuerpo desnudo
Entre algas y caracolas
Que me llevan, que me traen
A la deriva de mi empeño.
Ahora, en la orilla.
Tiemblo, me mezo
Con la constante debilidad
Después de ser erupción
De la llamada de la fuerza,
De cierta compostura
Cuando navegaba tragada
Por mis ojos.
Me recuesto bajo la sombra
De la calma, de una serenidad
Que me hace inspirar, espirar
Hasta que la fatiga se eclipse
Entre mis entrañas.
Frente a mí, el océano.
Gris paisaje
Que nos muestra el vaivén
De personajes aislados
A mis sensaciones, a mis emociones.
Me alzo, retorno
Lejos de la barra
Donde mis manos
Posaron sus pensamientos.
Sargos, fulas y un etc…
Abandonarán a medida que mis pasos
Se extingue entre las calles oscuras.
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