Ronda la danza. Esferas de colores que emanan la lucidez de
la jornada. Cuerpos en horizontal absorbiendo caracolas que cantan al sol. Ella yace sobre alfombras de sedosos
anaranjados como dicha al vivir. Delfines se alzan a la ventura de un vuelo
frágil y perpetuo en libertad. Socavamos
los restos de un futuro donde la algidez de los deseos confluye con la expansión
de tierras bajo el agua que nos da
empuje. Ronda la danza, navega a través
de espejos que no reflejan la amargura, lo gaseoso de ciertas emociones.
Farolas coronan esas huellas edificantes del crepúsculo, se extinguen, caen en
el rumor de una mujer que calla y sigue…sigue la danza de manos amigas, de
manos invisibles a las tempestades de un despertar.
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