Máscaras rondado los rostros que al anochecer solo ojos
toman el rigor de la mirada. No sabemos bien de quien se trata, que misterio se
esconde en los labios oscurecidos por muros de plástico. Solo la mirada…una
mirada que abduce ser palabras de nuestra reconditez ¡Comienza el baile¡ De
mano en mano se yerta las señales de nuestros latidos. Es noche de luna. Una
luna embriagante, soberana del vigor de los cuerpos seducidos a ese mecer del
viento. Nos emancipamos de los prejuicios que derrumban las emociones, el
sentido de nuestro yo bajo la influencia del derrotismo. El velo que nos cubre
despierta en alas a medida que el tiempo pasa, desinhibiendo nuestras maneras
de decir lo que deseamos, lo que soñamos. Máscaras y más mascará…Nos desquitamos de
ella, ya no es necesario. Ahora somos rostros que se erigen a través de las
cumbres nevadas al son de un mismo paso. Libres, muy libres…
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