Sí, alza los ojos frente a nubes eclipsadas por el rumbo de
los vientos. Acaricia tu cuerpo como exuberante belleza que se cierne en tu
reconditez. Venga, levántate y vete hacia esos lugares donde un paisaje de
constelaciones describen tu destino. Aquí, ahora, avanza por las cerradas
colinas donde el eco sencillo de un mirlo es vigía de tus huellas. Ämate con la
ventura de tus sentidos en el leve aroma de las siemprevivas. Abre tus manos,
deja que en ellas se absorba el sudor de tus singladuras a través de los
despertares de tu mirada. Ay, tu mirada, consolada por el ritmo de las
estaciones cuando en los amaneceres eres hermosa ala impregnada de sueños aun
por recorrer. Sí, ánimo, lindo vuelo en un horizonte cuya verticalidad te hace
ser amiga de los libres puentes de la vida.
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