Nubarrones, mármol encriptado bajo las huellas del silencio.
Viejos baúles que engendran el amanecer de nuevas palabras para el surcar en la
belleza. Ay, la belleza…ronda perfecta tras los rostros bonancibles, honestos,
sinceros tras las espaldas de lo grotesco. Tambores y chácaras que indudables son ajetreo
en el amanecer de esta nueva jornada. Nos
bañamos en el silencio del espíritu, nos vestimos uniformemente con el
auge de un preñado paso que nos lleva por cumbres nevadas de amor. Ay, el amor…lejano atavío incrustándose en
las piernas, en los brazos con sus enormes alas negras. Avanzar…andar tras la
esperanza, tras las balas de plumas blancas sobre nuestro pecho. Avanzar…andar tras la paz, tras la eviterna
sonrisa de un tiempo que pasa, que pasa…
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