Tú y yo. Tú con el horizonte como fronteras de las bellas
sonatas de la aurora. Yo con alba bien distinto, consumiendo las jornadas con
la influencia de los astros idos. Nos trasladamos bajo las sombras de un árbol
retorcido por el viento voraz. Una lluvia que no viene. Somos hijas del sol, de
esa oleada de tierras que invade nuestras huellas. Nos alejamos y volvemos a
encontrarnos con los pinchos tersos del destino. Un violín a lo lejos suena, un
violín de notas rotas por la intemperie de sus labios. Tú y yo. Yo y tú ,
acantilados mezclados con la sentencia de un adiós, de un encuentro. Desde el
filo observo el romper de esa masa de agua. Olas que vienen, que van…así como
tú. No vuelvas. De alguna manera habrá que encarcelar cada imagen tuya que
viene a mi memoria. Ya no vale los besos del aire. Solo la esencia presente de
tu ser. Te dejo….tú y yo. Yo y tú. Si,
abandonarte por unas horas, por un tiempo. Tal vez, lo más probable, es que regreses como ave de impulsiva de mis
movimientos a través de calles vacías.
Pero no te preocupes luego albergaré un abrazo al abandono de tu
fijación en mi entereza. Tú yo …yo y tú…
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