Ya te he dejado,
Sí, con el surcar de cetáceos
Guiando mis alas al sol.
Ahora vuelvo,
Retorno a ese rincón
Donde gira y gira la dejadez.
Simplemente las calladas aves
Vienen a visitarme
Y me miran y miran.
Observan cierta nostalgia
De cómo enderezar mis pisadas
Para que con la solvencia de la brisa
No sean brumas melancólicas.
Sí, me he ido
Durmiente de cedros
En los lejanos pantanos de la oscuridad.
No sé por qué,
Tal vez porque las tundras que abruman mis manos
No deben, no quieren continuar.
Así, aislada, perpetuando el solaz de una cometa
Danzando en el aire.
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