Invocas los cielos
Colmados de astros.
Involucras tu danza
Con acantilados rajados
Con el sonido de una brisa
Evadida de la nostalgia.
Focos dan lumbre a tu vientre
Tembloroso en la incertidumbre.
Te miras lo abultado que está
Penas juegan con el sudor de sus entrañas.
Penas donde la jerga normal son las batallas insostenibles
En el encuentro con la vida.
Todo se amarga.
Todo se encrudece.
Y un grito alistado a sótanos de cristal
Te observan, te acarician
Hasta la debilidad.
Qué frágiles somos.
Envueltos en la bruma de la pesadez,
Desgarrados por el soplo de la sangre derramada
Bajo las escenas del terror.
Cuchillos sobrevuelan al ser
Solo en su imperio de quebrantos
Y una paloma rajada es símbolo
De nuestras espaldas.
Ven amiga mía
Acompáñame en la penumbra de los sentidos
Implorando el regreso de la paz.
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